Wednesday, May 02, 2007

Ha muerto Joaquín Navarro Estevan

Ha muerto Joaquín Navarro Estevan
Raúl Marco
30 de abril de 2007
Adios, compañero

Era de esas personas que se hacían querer y respetar, y también odiar. Lo queríamos y respetábamos, los que compartíamos ideas, anhelos y compromisos con él, con Joaquín Navarro Estevan. Lo odiaban los mezquinos y reaccionarios, así como los oportunistas de todo tipo. Valiente e íntegro, gritaba su verdad sin miedo a las consecuencias, algunas de las cuelas particularmente dolorosas para él, por venir de « compañeros» que en un tiempo compartieron escaño.
Nos conocimos a finales de los 70, hace cuarenta años, en un acto para conmemorar el 14 de abril organizado por el PCE (m-l) e inmediatamente se estableció entre nosotros una amistad y compañerismo que los años fueron templando. Participamos juntos en mítines, charlas y coloquios, sobre temas que por entonces pocos se atrevían a tocar, como es el del republicanismo y antimonarquía. En salas de hoteles, en el Ateneo de Madrid, en el CAUM, en Irún (qué grato recuerdo tenía Joaquín de aquellos días, querida Juncal), y en todas partes brillaba con sus discursos e intervenciones, haciendo gala de una prodigiosa memoria y gran cultura.
Buen escritor, además de diversos libros, escribía para revistas y periódicos. En una de sus colaboraciones para el periódico de la Plataforma de Ciudadanos por la República, « Las cuatro libertades», escribía:
«Tengo el orgullo de ser profundamente sectario .En un país como España, enseñado a huir de la verdad, a soportar la injusticia, a refrenar el libre examen y a someterse a poderes tiránicos, no hay mejor secta que la libertad[…]La persona con miedo no es libre. El poder procura el miedo de los ciudadanos para acrecentar su autoridad. Prefiere el temor a la libertad.[…] Las iglesias son las grandes manipuladoras del miedo a la muerte y a la condena, las grandes terroristas de la conciencia personal.[…] Como decía Emerson, el mundo sigue esperando su poeta .Ha de ser un poeta revolucionario que convoque una nube de arcángeles rojos, amantes de Luis Cernuda , que se hayan rebelado contra el Dios del orden, la seguridad y la propiedad privada».
Fustigaba implacablemente la llamada transición y la Constitución del 78, cuando éramos pocos, contados, los que lo hacíamos. Hoy, gente que por entonces defendían rabiosamente aquella Constitución y la transición, se presentan como adalides del republicanismo, oportunistas profundos, hacen gala de un cinismo y desmemoria ad náuseam.
En uno de los últimos actos en el que ambos participamos, junto a García Bilbao y otras personas, me dijo al finalizar, refiriéndose a una de ellas, « Es asombrosa la capacidad de modificar posturas que tienen algunas personas. Hoy te dicen algo distinto a lo dijeron ayer, y seguramente a lo que dirán mañana.»
La muerte de Joaquín, hay que decirlo aunque sea una frase manida, es una pérdida grande para los pueblos de España, para los que luchamos contra la tiranía, contra la impuesta monarquía y por una república popular y la autodeterminación (¡que gran valedor pierde el pueblo vasco!) Es la pérdida de quien se rebeló contra ese Dios de la propiedad privada. Se sabía condenado, pero jamás mostró miedo. La última vez que hablé con él, hace unas semanas, hablaba de lo bien que se encontraba, de cómo mejoraba y de que pronto podríamos vernos en la cafetería del hotel donde solíamos reunirnos. Sentí una punzada de angustia, pero fingí creerle, como él fingía lo que me decía.
Hoy, la pena, la cruel certitud de saber que nunca más nos veremos, me impide seguir escribiendo. He perdido, como muchas otras personas, un amigo y un compañero de lucha.
Adiós, compañero, hasta nunca…

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